lunes, 5 de marzo de 2012

Al-Hakam II




Al-Hakam Al-mustansir billa, fue el segundo califa del Al-Andalus, hijo de Abd al-Rahman al Nasir.
Fue uno de los más cultos Omeyas Andaluces, ya que desde temprana edad había recibido las enseñanzas de los sabios de Cordoba.
Gracias a la hegemonía militar que había logrado su padre, el anterior califa, sobre los caudillos militares Andalusies se produjo la unidad política que tanto habían buscado los anteriores Califas.
Cuando el 16 de Noviembre de 961 murió su padre ,Abderraman III, con lo que quedó como el nuevo Califa tenía ya 46 años. Hasta esa fecha, y a pesar que estaba casado con Radhia, no tenía hijos, situación que al llegar al trono se hizo necesaria, para así dejar descendencia, finalmente logró dársela una concubina esclava, de origen vascongado llamada Sobh, la Aurora de Dozy, a quien significativamente Al Hakem dio el nombre masculino de Chafar.
En sus rasgos físicos se le describe como una persona promedio, no era poseedor de una belleza irresistible; tenía el cabello entre rojizo y rubio, con grandes ojos negros, una nariz aguileña, de piernas cortas y de brazos largos. En el ámbito de su salud era muy enfermizo. Estaba en contra del consumo de alcohol, a tanto llego esta obsesión que tuvo la idea de implantar una ley seca en todo Al-Andalus, idea que logro ser frenada por sus consejeros.
Entre sus aportes más importantes estuvo la ampliación de la mezquita en lo que hoy es su cuerpo central.
En lo político, pretendía vivir en paz, pero los cristianos del Norte, que conocian su actitud trataron de aprovecharse y tuvieron la osadía de negarse a pagar los tributos que se habían acordado con el Califa Abderramán III. Debido a esta situación Al-Hakam entablo una guerra contra los que se negaban a pagarle tributos. El éxito fue tan contundente que ya no volvieron a la armas mientras vivió Al Hakem.
Fue la época del califato de Al-Hakam II una de las más ricas en cuanto a crecimiento cultural, todo esto potenciado gracias a la creación de su biblioteca, la cual comenzó a construir desde que era un principe.
La biblioteca tenía un taller de copistas, encuadernadores y miniaturistas. Tenía agentes para ojear y comprar libros en El Cairo, Bagdad, Damasco y Alejandría. La biblioteca subvencionaba no sólo a los escritores y estudiosos de Al-Andalus sino de todo el mundo, por lo que atraia la atención de reconocidos poetas, escritores y gente de ciencia, convirtiendose así en el centro cultural más importante de su época.
En 974, Al Hakem sufrió un ataque de hemiplejía del que nunca se recuperó. Muerto su primogénito Abderramán en 970, hizo jurar a Hixem II como sucesor y se dedicó a preparar el tránsito emancipando un centenar de esclavos, rebajando una sexta parte los impuestos y garantizando la existencia de los maestros de las 25 escuelas para niños pobres que había creado en Córdoba. Pero sobre todo, visitó el que, aparte de la mezquita, era su templo favorito: la inmensa biblioteca que desde sus tiempos de príncipe había creado.
Al Hakem II, que leyó y anotó muchos de los miles de libros de su biblioteca era un genealogista consumado, el más importante que haya tenido esa disciplina en el mundo. Todavía hoy es la máxima autoridad y pasaron siglos antes de que se reuniera en España una biblioteca como la suya, logro que pudo alcanzar debido a su insaciable sed de conocimiento que poseia. El 1 de octubre de 976 murió en brazos de Fagil y Djahad, sus eunucos, Al Hakem II, el califa biblitecario.

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