Al-Hakam Al-mustansir billa, fue el segundo califa del
Al-Andalus, hijo de Abd al-Rahman al
Nasir.
Fue uno de los más
cultos Omeyas Andaluces, ya que desde temprana edad había recibido las
enseñanzas de los sabios de Cordoba.
Gracias a la
hegemonía militar que había logrado su padre, el anterior califa, sobre los caudillos
militares Andalusies se produjo la unidad política que tanto habían buscado los
anteriores Califas.
Cuando el 16 de
Noviembre de 961 murió su padre ,Abderraman III, con lo que quedó como el nuevo
Califa tenía ya 46 años. Hasta esa fecha, y a pesar que estaba casado con
Radhia, no tenía hijos, situación que al llegar al trono se hizo necesaria,
para así dejar descendencia, finalmente logró dársela una concubina esclava, de
origen vascongado llamada Sobh, la Aurora de Dozy, a quien
significativamente Al Hakem dio el nombre masculino de Chafar.
En sus rasgos físicos
se le describe como una persona promedio, no era poseedor de una belleza
irresistible; tenía el cabello entre rojizo y rubio, con grandes ojos negros,
una nariz aguileña, de piernas cortas y de brazos largos. En el ámbito de su
salud era muy enfermizo. Estaba en contra del consumo de alcohol, a tanto llego
esta obsesión que tuvo la idea de implantar una ley seca en todo Al-Andalus,
idea que logro ser frenada por sus consejeros.
Entre sus aportes
más importantes estuvo la ampliación de la mezquita en lo que hoy es su cuerpo
central.
En lo político, pretendía vivir en paz, pero los cristianos
del Norte, que conocian su actitud trataron de aprovecharse y tuvieron la
osadía de negarse a pagar los tributos que se habían acordado con el Califa Abderramán
III. Debido a esta situación Al-Hakam entablo una guerra contra los que se
negaban a pagarle tributos. El éxito fue tan contundente que ya no volvieron a
la armas mientras vivió Al Hakem.
Fue la época del califato de Al-Hakam II una de las más
ricas en cuanto a crecimiento cultural, todo esto potenciado gracias a la
creación de su biblioteca, la cual comenzó a construir desde que era un
principe.
La biblioteca tenía un taller de copistas, encuadernadores y
miniaturistas. Tenía agentes para ojear y comprar libros en El Cairo, Bagdad,
Damasco y Alejandría. La biblioteca subvencionaba no sólo a los escritores y
estudiosos de Al-Andalus sino de todo el mundo, por lo que atraia la atención
de reconocidos poetas, escritores y gente de ciencia, convirtiendose así en el
centro cultural más importante de su época.
En 974, Al Hakem sufrió un ataque de hemiplejía del que
nunca se recuperó. Muerto su primogénito Abderramán en 970, hizo jurar a Hixem
II como sucesor y se dedicó a preparar el tránsito emancipando un centenar de
esclavos, rebajando una sexta parte los impuestos y garantizando la existencia
de los maestros de las 25 escuelas para niños pobres que había creado en
Córdoba. Pero sobre todo, visitó el que, aparte de la mezquita, era su templo
favorito: la inmensa biblioteca que desde sus tiempos de príncipe había creado.
Al Hakem II, que leyó y anotó muchos de los miles de libros
de su biblioteca era un genealogista consumado, el más importante que haya
tenido esa disciplina en el mundo. Todavía hoy es la máxima autoridad y pasaron
siglos antes de que se reuniera en España una biblioteca como la suya, logro que
pudo alcanzar debido a su insaciable sed de conocimiento que poseia. El 1 de
octubre de 976 murió en brazos de Fagil y Djahad, sus eunucos, Al Hakem II, el
califa biblitecario.
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